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Un mundo sin champagne sería más triste Un mundo sin champagne sería más triste

¿Se imagina un mundo sin champagne? Quizá un mundo sin cava. Quizá sin Sekt. Pero sin champagne rotundamente no. Un mundo sin champagne sería tanto como decir un mundo sin música, sin poesía, sin arte, sin arquitectura o sin gastronomía.

Por Cèlia Rodríguez, 9 mar 2023 1 minuto de lectura

Lo admitimos. En Insolity admiramos absolutamente el champagne. Más que la escritora francesa Amélie Nothomb, que Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes o que Coco Chanel. El champagne crea una atmosfera de elegancia y sensualidad que ninguna otra bebida puede. Es una actitud, un modo de estar en el mundo, un arte de vivir. Pero hay un pequeño problema: los grandes champagnes son cada vez más insólitos y difíciles de encontrar. Hagan la prueba con las botellas de prestigiosas maisons como Roederer o Philipponnat: son auténticas agujas en un pajar.

Chicas elegantes disfrutando de una copa de champagne
Créditos: Inga Seliverstova. Pexels.

No hay champagne para todos

Y es que, desde la pandemia, el consumo de champagne ha aumentado extraordinariamente: en 2022 se alcanzaron máximos históricos de 326 millones de botellas de champagne —82 millones más que en 2020—, batiendo la cifra récord de facturación de 6.000 millones de euros. 

Carpe diem, mon ami: queremos recuperar la demanda reprimida de experiencias de lujo y queremos celebrar con burbujas. Lo que ocurre es que queremos celebrar en Europa, pero también quieren celebrar en los países emergentes asiáticos, dispuestos a pagar más por un producto que es limitado: las hectáreas de suelo en la A.O.C. Champagne son las que son —algo más de 34.000 para cubrir una creciente demanda mundial— y a ello se suma que en 2020 y 2021 el rendimiento por hectárea fue considerablemente inferior. La tormenta perfecta para la escasez de botellas pero también para su alta cotización.

¿Aún no compra champagne?

Seguro que ha visto en más de una ocasión la imagen de Leonardo Di Caprio en El Gran Gatsby, brindando con champagne en una copa Pompadour: el poder imaginario de esta bebida es muy fuerte, un símbolo de estilo, placer y sutileza, un arte de vivir que eleva cualquier ocasión por cotidiana que sea. Y es un producto excepcional porque nace de una elaboración excepcional: el método champenoise, expresión e interpretación del terroir, de lo insólito y de la crianza de vinos excepcionales.

Por todo ello, el champagne brilla con luz propia y su luz es —y será a lo largo de 2023— un clarísimo punto de atracción para los coleccionistas más avezados. Saben, sabemos, que las grandes marcas de champagne son un valor seguro, una activo de placer, sofisticación y lujosa elegancia con un potencial de revalorización sólido, que preserva el capital y resiste a la inflación. 

Champagne Louis Roederer
Créditos: Maison Louis Roederer.

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Cèlia Rodríguez
Cèlia Rodríguez

Responsable de Comunicación en Insolity. Trabajando en el cada día sorprendente sector del vino y los destilados desde 2008. 

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