Bodega Venus La Universal

ENTRE MONTSANT Y LA GALERÍA UFFIZI

Corría junio de 2000. Sara Pérez tenía ya su primer vino a punto de embotellar, pero no tenía nombre aún. Por esas fechas hizo un viaje junto a un grupo de viticultores a Piemonte y la Toscana, y por el camino, en Florencia, visitaron la célebre Galería Uffizi. Rodeada de las algunas de las obras de arte más importantes de Botticelli, Giotto, Cimbaue, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y Rafael, dio —por fin— con el nombre que andaba buscando: Venus. Fue, cómo no, tras contemplar El nacimiento de Venus.

Hoy, Venus la Universal es un vino consolidado y respaldado por los expertos: en la última década ha atesorado —en todas sus añadas— altas puntuaciones Parker. Y ello no ha sido motivo para cesar en el empeño que dio pie a todo: la búsqueda de la belleza a través de un coupage de Cariñena, Garnacha y Syrah que se abrazan para dar lo mejor de sí y deleitarnos con un vino envolvente y de un eminente perfil gastronómico.

Más Detalles

REDUCIENDO LA HUELLA MATERIAL

“Pasar por este mundo intentando dejar una huella emocional, no material”: el lema de Sara y René ha supuesto una búsqueda constante por la sostenibilidad, la trazabilidad de las materias y el repensar de qué manera pueden usarse los materiales de un modo circular.

MÉTODOS QUE CUIDAN EL TERROIR

En la viña, esto ha supuesto apostar por el cultivo en orgánico para disminuir los residuos y el consumo de combustible fósil. En la bodega, la apuesta ha sido por trabajar con levaduras autóctonas y por la reducción de sulfitos, así como la mejora de la gestión del agua. Y, en la logística posterior, analizando y buscando las mejores alternativas a los diferentes elementos que se necesitan para embotellar y distribuir el vino: cápsulas, botellas, cajas, tapones de corcho y transporte.