Château Rocheyron

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Château Roycheron: la joya de Peter Sisseck en Saint-Émilion

Muchos amantes de los grandes vinos conocemos a Peter Sisseck por su excelso Pingus, su obra maestra en Ribera del Duero. Sin embargo, el mago danés del vino español aprendió su oficio en Burdeos: la primera barrica de muestra que probó fue la de Mouton Rothschild de 1982 —añada mítica donde las haya— y poco después un Pichon Lalande de la misma añada. Eran dos vinos preciosos que se convirtieron en su punto de referencia. Luego los caminos llevaron a Sisseck a recalar en Ribera del Duero, pero jamás dejó de amar a Saint-Émilion.

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Unión de excelencia y experiencia

Cuando en el año 2010 el empresario y gran coleccionista Silvio Denz —su partner in crime en el entonces languideciente Château Roycheron— le ofreció hacerse cargo de las 8,45 hectáreas sobre suelo calcáreo que conforman la propiedad, Peter Sisseck no tardó en decir que sí.

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Château Rocheyron

EL BURDEOS DE LOS AÑOS 80

La primera añada que produjeron fue la 2010. Supuso para Sisseck la vuelta a los orígenes, inspirado por la sencillez y el concepto del Burdeos más familiar de los años 80; las viejas costumbres abrigadas por el conocimiento enológico moderno: agricultura natural y ecológica —aunque Sisseck rehúye de extremismos ideológicos— y una gestión de “First Growth”. Meticulosa atención al detalle, una rigurosa gestión del viñedo y una selección implacable para un Grand Cru firmado por un enólogo que, en lo más alto de su carrera, ilusiona más que nunca.